transmitidas de generación en generación,
de padre a hijo
Hoy dediqué un espacio a mis llantos y a mis fracasos,
a mi orgullo herido de muerte maldiciendo al tiempo
y al objeto vital de pensamiento.
Escucho canciones de memoria,
canto a la tristeza, al olvido y al recuerdo.
Me siento sombrío e iluminado,
espero el atardecer y la noche me atrapa a menudo
y cobra venganza en nombre del amor perdido.
En algún lugar del mundo conectamos,
en el mundo vivimos y del mundo somos.
La humanidad humanamente se ha encargado de fracasar
a prueba y error fue caminando,
conociendo e investigando, eso si
los anales solo recuerdan triunfos.
Las palabras iluminan el sentido y el vivir cotidiano,
la descarga de emociones personal que abarcan el alma
que a diario padece fuertes nostalgias del pasado y del futuro
¿por qué no?
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